miércoles, 31 de octubre de 2012

Looper





Esta película remite a procesos de autorreferencia. Lo que quiere decir que en un momento de la película el proceso se llama a si mismo y puede repetirse un número de veces. Llevado a la trama una persona se encuentra físicamente consigo misma, y ¿Qué hacer entonces?. También se plantea el problema de los viajes en el tiempo y de la imposibilidad de deshacerse de los cadáveres en un futuro, de alguna forma de la imposibilidad de matar. En definitiva que son muchas cosas las que plantea la película para ser resueltos con pocos medios pero con mucha imaginación.

En la película, el protagonista se encuentra consigo mismo pero con treinta años más y el yo joven debe matar al yo viejo. La flecha del tiempo dice que si el joven mata al viejo, el joven sabe cuando va a morir. También dice que si el viejo mata al joven, el yo viejo desaparecerá y su existencia se desvanecerá, no habrá existido. No sé si contarán el resultado de sus actos. Por si fuera poco ambos yoes son unos asesinos, si bien el viejo es más peligroso al tener más experiencia, también más experiencia criminal. No se puede negar que el planteamiento es interesante. Imaginemos encontrarnos con nosotros mismos unos años antes o unos años después. ¿Cómo nos veríamos? Giovanni Papini se lo imaginó en un relato titulado “Dos imágenes en un estanque” del libro “El piloto ciego”, donde el viejo acaba tirando al joven a un pozo. No podía soportar su carácter, no podía soportar su propia presencia, acaso su propia juventud. En la película sin embargo parece que ambos se reconocen y hasta cierto punto se comprenden, sin olvidar que al comienzo el joven pretende matar al viejo, es verdad que sin quererlo.

Si este proceso de autorreferencia se produce una vez, es posible que se pueda producir otras veces y que simultáneamente puedan aparecer varios yoes por lo que siguiendo la lógica anterior, en lugar de una reunión de viejos amigos, se puede convertir en algo parecido al duelo del OK Corral.

Además estos procesos son liosos de pensar y más todavía de orientarnos en nuestro pensamiento porque cuando creemos que tenemos la idea agarrada por la solapa, se nos escapa y al volver a ese punto de razonamiento ya se ha marchado. Es necesario anclar la secuencia a un dato a partir del que ir hacia delante y atrás. Quiero decir que me marea el andar corrigiendo posiciones para poder entender el desenlace. Algo parecido me pasó en la película Origen, donde al final me acabó dando igual el espacio-tiempo en el que se encontrasen, con tal de que aquello acabara de alguna manera. Esta no llega a ese punto de mareo.

Son cosas al estilo “Todos los cretenses son mentirosos” dicho por Epiménides que era cretense. Que no hay forma de resolverlo.

A pesar de los líos de la cabeza, se me hizo corta, lo cual dice casi todo lo que se puede decir.


sábado, 27 de octubre de 2012

El ángel exterminador y lo podrido




En la película dirigida por Buñuel y titulada “El ángel exterminador” un grupo de personas se encuentran dentro de una casa sin posibilidad de salir. Esto no quiere decir que estén encerradas. Hacen su vida en el salón que da a un enorme recibidor que a su vez da a la calle. No hay muros, ni verjas, una enorme puerta abierta les permite salir cuando quieran. O eso parece. Las personas atrapadas tienen la categoría de burgueses. Inicialmente se comportan con la educación y los modales que se les supone. A medida que pasa el tiempo y comienzan las escaseces de comida y de higiene, la educación salta por los aires tratándose unos a otros como animales. La única forma de que acabe ese infierno es salir pero una enorme puerta abierta se lo impide.

Hace unos días ocurrió un caso escalofriante. En un piso de Ciempozuelos (Madrid), los vecinos llevaban dos años oliendo a podrido. Especialmente en verano. El piso estaba habitado por una mujer, a la que le habían quitado la custodia de sus cinco hijos. Llamaron a la policía para solicitar una orden judicial que les permitiera entrar. Fue denegada. Llamaron también a los bomberos para comprobar si a través de alguna argucia podían colarse, pero se encontraron con que necesitaban la autorización de un juez. Se lo volvieron a denegar. Seguían los malos olores. Estas situaciones se repitieron varias veces a los largo de los dos años. La misma absurda situación se repetía una y otra vez. Se trataba de entrar al piso y comprobar qué originaba el mal olor. Un día el marido de la señora que supuestamente vivía en el piso salió de la cárcel, llevaba siete años cumpliendo pena por violación. Llamó a la puerta y al no abrir nadie y poniéndose al corriente de lo que sucedía, bajó a la calle, compró un mazo y tiró la puerta abajo. Dentro se encontró el cadáver momificado de su mujer. En este caso la voluntad de un juez les impedía comprobar algo que todos; vecinos, policía, bomberos, sabían que estaba, pero esa instrucción intangible les impedía entrar y así hubieran podido estar años y años. Buñuel forever.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Tim Burton, Vathek y la intuición





Me sorprendió el comentario que sobre Tim Burton expresó su profesor de colegio cuando le preguntaron cómo era Tim de pequeño. Su respuesta fue: “era un niño normal”. Justo como pensábamos que iba a ser. El periodista le insistió sobre su indumentaria o sobre su estilo de corte de pelo. “Era un niño aplicado, pero normal en todo.” Parece que por su aspecto nada hacía presagiar esa inventiva desbordante y por su puesto nada que ver con ese look de pelo cardado, colgandero y electrificado. Eso vino después. Seguramente cuando fue tomando conciencia de su identidad.

Tim Burton nación en Burbank ciudad que se encuentra en California y donde difícilmente se diferencia el invierno del verano.  Inmediatamente recuerdo las imágenes lúgubres de sus películas de dibujos animados y la sensación de frío que transmiten algunas de sus escenas cuando no la película entera. Ni aún desarrollándose en verano se podría atribuir calor a esa imaginería. Y sin embargo Burton pasó su infancia en una permanente primavera. No deja de ser paradójico que la imaginación pueda llevar a crear otros lugares ajenos a los lugares comunes, como si el artista supiera los secretos del frío y las oscuridades. Otro detalle a tener en cuenta es la arquitectura de sus ciudades. En “La Novia Cadáver”, sus calles me llevaron a Praga o al menos a la imagen que yo tengo de Praga. Pero me resulta insólito admitir que esa percepción se puede tener viviendo en California. Es sorprendente que determinadas certezas sean fruto únicamente de la imaginación.

Algo de esto se encuentra en Vathek, novela escrita por William Beckford cuando tenía 21 años, a finales de 1782. Se da el caso de que es una novela influida por “Los cuentos de las mil y una noches”, donde se detallan las aventuras del califa Vathek en la búsqueda de la inmortalidad y donde se describen con detalle calles, comercios y barrios de ciudades árabes, así como formas de vida por un autor que nunca había estado allí, pero explicado con un conocimiento y un rigor que a la lectura pareciera que no hubiera salido de los sitios que relata.

Mezcla extraña  esta de Burton y Beckford

lunes, 22 de octubre de 2012

Estética de la desolación. Amanda Todd y Francesca Woodman





Nos hemos enterado de la desgraciada historia de Amanda Todd, de su acoso en el colegio, a través de internet y de su suicidio. Tenía quince años y llevaba más de dos sometida a una presión intolerable. Debo decir que este tipo de casos suelen ser excepcionales y su propia excepcionalidad capta nuestra atención. El acoso a que fue sometida y su imposibilidad de salir pone en situación las costuras de esta sociedad, donde demasiadas veces falla la educación, la justicia, la familia o las personas que rodean a la víctima. Su estado emocional no fue lo suficientemente fuerte como para soportarlo. Es tremendo pero afortunadamente es muy raro. Es todavía más extraño si pensamos que Vancouver es una ciudad que tradicionalmente sale entre las  más valoradas para vivir y donde se supone que la gente tiene un alto nivel de civilización.  Pero el mal existe. A veces la causa de eso tan abstracto llamado mal está en asuntos prosaicos como la envidia o la ambición. Para el que lo padece no importan las causas, únicamente el sufrimiento.

Pero además, este horror viene acompañado de un vídeo rodado un mes antes de su suicidio en el que explica su situación y presagia un desenlace inquietante. Rodado en blanco y negro, su rostro aparece al fondo de la imagen entre una penumbra que hace difícil distinguir su rostro. La historia está escrita en cuartillas, en cada una de las cuales expone su situación, su estado de ánimo desesperado, su horror existencial. Representa un grito de auxilio. También la presencia de este vídeo contribuye a la excepcionalidad de la situación y a una particular estética de la desolación.  El vídeo me recordó a otra persona.

Francesca Woodman fue una fotógrafa neoyorkina conocida por sus fotografías en blanco y negro donde aparecía en habitaciones ruinosas o desvencijadas. Se emplazaban en fábricas o edificios abandonadas. En sus imágenes aparecía ella normalmente sola, muchas veces desnuda, donde tan importante como la figura humana eran los desconchados de las paredes o los objetos domésticos rotos que ya habían perdido el sentido que un día tuvieron. Me  pareció que Woodman era el reflejo de todas roturas o deterioros que aparecían en sus fotografías. Era muy joven cuando las hizo, alrededor de los 18 años. Se suicidó con 23.

El vídeo de Todd me ha llevado a Woodman en su soledad, a su desgarro por ese grito sordo que  presagia el desastre.


viernes, 19 de octubre de 2012

Publicidad




La publicidad.... Las televisiones no pueden vivir sin publicidad, las calles y las camisetas de los deportistas tampoco. En nuestra vida cotidiana estamos rodeados de mensajes que anuncian algo. Si navegamos por internet la cantidad de estímulos que recibimos es abrumador. Si además leemos el comentario de algún consultor de medios, nos daremos cuenta que la cantidad de impulsos está estudiada y medida y que la cantidad de estímulos que somos capaces de recibir es mayor de la que podemos imaginar. Nuestra cabeza es un receptor de información que solo ella, no digo nosotros, solo ella, es capaz de procesar, de forma que lo llamamos inconsciente. Es verdad que también sirve para quitarnos el muerto de en medio en caso de habernos equivocado que suele ser casi siempre.

Debo pensar que el acto de comprar es una expectativa frustrada por dos motivos; por no poder hacerlo cuando las circunstancias económicas lo impidan o por poder hacerlo cuando las circunstancias lo permitan. En el segundo caso, al adquirir un objeto, la frustración es mayor al ser un ciclo que se alimenta a sí mismo y necesita otro objeto, otro producto. Dicen que las personas no podemos parar de pensar. Siempre tenemos algo en la cabeza. Esto se puede comprobar si nos callamos la boca en un sitio en silencio e intentamos no pensar nada. No podemos. En nuestra sociedad es casi igual de imposible no parar de desear algo. No sé si en el resto de sociedades pasará lo mismo. No sé si hay otras sociedades. Necesitamos estar constantemente consumiendo. Y de hecho las palabras no ayudan a resolver el problema. Antes se veía la televisión, ahora se consume televisión. Antes se hablaba por teléfono, ahora se consumen minutos de teléfono.

Y la publicidad es el camino que conduce a esa compulsión. A la picazón de la única cosa que pensamos que nos puede salvar. Menos mal que a lo lejos se divisan las navidades, perdón quería decir que a primeros de Noviembre, dentro de diez días, comienzan las navidades. Menos mal.

martes, 16 de octubre de 2012

Resacón en Las Vegas




A Las Vegas le resulta difícil salir de su propio estereotipo. Luces de neón, casinos por todas partes, grandes fuentes, parafernalia de cartón piedra. Durante el día aparece la ciudad en toda su crudeza afectada  por el  calor del desierto. La han mostrado tantas veces que aunque no se haya estado, ya hemos estado, y hasta es posible que nos resulten conocidos rostros que no hemos visto nunca.

Esta claro que Las Vegas  tiene toda la ambientación y toda la sugerencia de encontrarnos con una película que se desarrolla en el patio de nuestra casa.  Otras ciudades con estas características son Nueva York y en menor medida San Francisco. Además está el mito de que todo lo que pasa en esa ciudad allí se queda. De modo que sabemos de antemano que las aventuras que vayan a pasar esta cuadrilla de amigos está bendecida por la propia ciudad .

El punto de partida es el resacón después de una despedida de soltero. La presencia de un tigre en el water presagia el  fiestón  y  la desaparición del novio lo confirma. Se trata de saber el motivo de “cómo hemos llegado a esto”. Y ese es el mérito de la película, que sin mostrar una imagen de la  juerga y sabiendo el espectador lo mismo que saben los protagonistas, investigar los pormenores de la pérdida del colega, de una deuda millonaria, de una boda improbable y hasta de la presencia de Mike Tyson. Casi toda la trama se desarrolla de día, manifestando el viaje de la noche al día de la ciudad, pero también de los protagonistas. Manifestando lo que por la noche es fiesta , durante el día se convierte en realidad o en pesadilla, tanto para la ciudad como para los colegas.

Supongo que Las Vegas es un sitio propicio para esos contrastes, el cambio de la luz eléctrica a la luz natural, el cambio del  fresco de los aires acondicionados al calorazo del desierto de Mojave. Es un sitio del que debe ser difícil salir tanto física como mentalmente. Sitio de contrastes como la propia película que se me olvidaba decirlo es muy divertida.


viernes, 12 de octubre de 2012

Wunderlich





La existencia de un blog también sirve para traer al día de hoy algunos recuerdos que se encuentran por el camino. He de decir que no me gusta recordar, más bien los recuerdos me asaltan en el momento más insospechado. Puede ser un paseo, puede ser una ciudad, una fotografía. Normalmente los recuerdos en paseo son vividos, sin embargo los recuerdos en prensa suelen ser más cerebrales. En un caso puedo recordar voces e incluso sensaciones.

Uno de estos recuerdos menos vividos pero igualmente presente es el de las cosas que voy leyendo y especialmente de las cosas que leo en los periódicos. En algunas ediciones de tirada nacional prolifera la necrológica de las personas que han destacado en su actividad. Por ahí desfilan personas que alguna vez pasaron, que no necesariamente me interesaron pero que generan un torrente de recuerdos.

El personaje que nos ocupa es legendario, su nombre es Wunderlich y era el lateral derecho del potente equipo alemán Gummersbach. Estamos hablando del final de la década de los setenta y primeros de los ochenta. Al ver la imagen de la fotografía que ilustra la entrada se me han venido a la mientes una serie de nombres que estaban en alguna poza de la  memoria, listas para salir en el momento de ser activadas, son: En primer lugar la palabra, que no hubiera sabido escribir si copiar Gummersbach, Sagalés, pero a continuación Calpisa, Granollers, Goyo López y sus pelos, Uría, este del Atletico de Madrid, Recopa de Europa de balonmano y una televisión en blanco y negro que recuerda no ya otro tiempo si no casi otro planeta.

He leído de Wunderlich, algunas cosas interesantes; que debía ser una buena persona a pesar de ser el mejor jugador de su época, que fue el primer jugador millonario de este deporte, vamos que ganó bastante dinero con esto del balonmano, que fue el primer jugador al que se le midió la velocidad de lanzamiento para confirmar que iba a más de 100 km/h y que recibió tres veces el máximo galardón deportivo que se otorga en Alemania, el “Laurel de Oro”

Hay imágenes, bastantes en color, pero en mi recuerdo permanece este maravilloso blanco y negro de un planeta que quiero creer que se ha extinto.

miércoles, 10 de octubre de 2012

La zona de sombra



Son las once de la mañana de un día de verano, paseo por una calle empedrada, hay casas a ambos lados. Hace calor. La luz del sol pega de costado sobre la estructura de las casas, esto hace que parte de la anchura de la calle este a la sombra, pero a gran parte de la calle le da el sol. No sé si he dicho que hace calor. Esta mañana me he levantado como si un malestar se hubiera metido en mi cabeza. No he podido quitarme la molestia ni siquiera desayunando, ni siquiera tomando dos vasos de agua, ni siquiera paseando. No tengo obligaciones, ni responsabilidades, tan solo estar aquí, permanecer. Voy hacia un sitio pero podría no ir, nada me obliga a ir o a quedarme. Tomo la decisión de ir, fundamentado en que podría hacer cualquier otra cosa.

Camino por la calle que me parece larga, con sol, siento el calor. Noto el impacto de mis pies sobre el suelo. Noto mis pies y el sol que me pega en la cabeza, no digo que me da en la cabeza, digo que me pega en la cabeza y paso bajo la sombra de un balcón. Me acerco a la acera, siento la necesidad de acercarme a la  pared. Camino un rato por la sombra junto a una pared desconchada. Hay partes que está desconchada, hay otra partes que no. De los agujeros se ve suelta la arena. Se puede oler la arena junto con la sensación de calor, junto con la sensación de arenosidad de granos que son rozados por la suela de los zapatos. Rozo la pared con la yema de mis dedos.
    
Una calle corta la calle por la que transito. Desaparece la sombra hasta dentro de unos pocos metros, hasta la próxima calle. Al pasar al sol vuelvo a sentir el pavimento sobre mis pies, no transitan coches, solo algún que otro traseunte. Los comercios están abiertos, no corre el aire. Miro adelante y veo la sombra en paralelo junto a la luz más adelante y más adelante. Siento un pie, otro pie, la rugosidad del suelo, la dificultad de pisar bien aunque lo intento, quiero pisar bien, quiero sentir el talón y luego la planta del pie. Pero se va por el empeine o por cualquier otra parte. No hay ruido, no hay coches, solo luz y sombra, en paralelo, calle adelante. El sudor resbala sobre mis sienes, cae. Mis sentidos van a la luz, a la sombra, a la luz. 

Vuelvo a protegerme junto a una pared, no hay portales abiertos que den respiro, espero a llegar al final de la calle y luego ya veremos. Otra calle, otro sitio donde encontrar cobijo.

lunes, 8 de octubre de 2012

La empatía del perro




Vivimos rodeados de situaciones o de experiencias que no hemos vivido porque en la mayoría de los casos no sospechamos que pudieran suceder. El otro día estaba escuchando la radio. Hablaban sobre animales de compañía, sobre perros. Decían que los perros son capaces de identificar el estado de ánimo de sus dueños e incluso en el caso de que detectaran que su amo estaba triste, intentar algo parecido a lo que los humanos identificamos como la empatía o la cualidad de estar con los demás. Me sorprendió porque hay cualidades que pensamos que nos definen y que son exclusivamente humanas. Esto me lleva a pensar que de la misma forma que hablamos sobre la ética entre las personas, también se podría hablar sobre algo parecido entre los animales o entre animales y personas. La cualidad de alegrarte porque un ser querido está alegre o la de entristecerse cuando no se está pasando por un buen momento. Es algo que está más allá de cualquier razonamiento o ética. Es como si en determinada parte de la naturaleza surgiera la necesidad de afirmar que no estamos solos y que necesitamos sentir con los demás. 

Estas reacciones se mantienen entre barrancos de indiferencia. Cada uno de nosotros somos indiferentes a gran parte de las personas que nos rodean, no digamos de las que tenemos un poco más allá. No digamos de los animales. Es sorprendente que existan estos oasis de humanidad entre no humanos y es una señal de que a pesar de todas las crisis que nos rodean, la necesidad de no estar solos es algo que se reafirma cada día. A veces es necesario tener los ojos abiertos.

sábado, 6 de octubre de 2012

Inquietud




Y mientras las cosas se caían a pedazos, nadie prestaba mucha atención.
Talking Heads


Dicen que junto a la calle Carrera de San Jerónimo, cerca de la plaza de Neptuno se reúnen grupos de personas. Dicen que inicialmente aparecen tranquilamente, que comienzan a hablar, que algunos llevan unas hojas donde aparece escrito  un “NO”. Algunos rodean una casa que se encuentra en la citada calle, dicen que ahí se juntan los jefes. Los que están dentro dicen que lo son gracias a los de afuera porque esa fue su voluntad. La policía esta allí desde el principio, siempre lo ha estado, los jefes no se fían, ni siquiera de los que les pusieron allí, especialmente de los que les pusieron allí. La policía aumenta su número en camionetas, montados a caballo. Se alinean a lo ancho de la calle, otros se quedan un poco más retirados. Se llaman antidisturbios, son personas que saben hacer su trabajo que es intimidar y disuadir y mantener el orden.

El número de personas aumenta hasta llenar la plaza, comenzando a ocupar las calles de los alrededores.   A más manifestantes más policía, y más tensión. Uno llama a la otra como el rastrojo al fuego.

Era un asunto de breve espera que comenzaran las carreras, las advertencias y los golpes. Al principio fue junto a la casa de los jefes, después por todas las calles de alrededor, por la paradas de los autobuses y por los bares. Al principio con cierto temor por comenzar la pelea, después desaforadamente porque era lo que había que hacer.

Días después junto a  la Carrera de San Jerónimo se volvieron a reunir un conjunto de personas, no les unía un trabajo  o una afición común. Seguían juntos por un cierta perplejidad  respecto hacia la forma en que estaban desembocando sus vidas, cada vez peor, cada vez más tristes. La gente que tenía el poder se había vuelto a reunir. La policía había vuelto a situarse en los mismos lugares. Básicamente se trataba de que los jefes pudieran hablar sobre el bienestar de los que estaban fuera, que eran, no lo olvidemos, los que les habían puesto allí. Y volvieron las tanquetas y prosiguieron las carreras y los jefes seguían dialogando sobre lo mejor y sobre lo óptimo.

Esta historia no acaba  hoy, cada vez son más los que se reúnen y están más cerca.  Los jefes siguen debatiendo. En la calle se hace tarde y empieza a hacer frío.



jueves, 4 de octubre de 2012

Frankenweenie - Maquetas





Recuerdo que cuando era pequeño pasaban en la tele de blanco y negro un tipo de dibujo animado que me producía una enorme tristeza. Sus protagonistas eran muñecos de plastilina y  su falta de expresión me sumía en un estado de ánimo que me obligaba a apagar la televisión y a cambiar de actividad. Años después me enteré de que algunas películas estaban dirigidas por Jirí Trnka y se consideran obras maestras. Ese tipo de dibujo animado es el que me recuerdan las películas de dibujos dirigidas por Tim Burton. También me producen una cierta tristeza que no impide concentrarme en la trama y hacer que me parezcan espectáculos memorables. Hablo de las dos que he visto hasta la fecha “Pesadilla antes de navidad” y “La novia cadáver”. Ambas tienen algo que me trasporta a mi  infancia.  

Me enteré por la tele de que estaban exponiendo las maquetas-escenarios de la última película rodada por Burton y que se va a estrenar dentro de unos días. Se trata de Frankenweenie. Película de la que en el año 1984 hizo un cortometraje con actores de carne y hueso. Pensé que la exposición sería en Los Ángeles o Nueva York, ciudades afines a la industria cinematográfica, pero posteriormente me enteré que la sala que albergaba el acontecimiento era el Cuartel del Conde Duque, aquí en Madrid.

La exposición gira alrededor de cuatro maquetas que están diseñadas al detalle, a saber; una calle, la clase de Víctor el protagonista de la película, un desván y su habitación. Hay que decir que la técnica de estas películas se llama stop motion. Para dar sensación de movimiento no se utilizan ni dibujos, ni gráficos 3D. Tan solo muñecos con un ligero cambio de posición en cada fotograma a una velocidad de 24 fotogramas por segundo. Esto, según nos explicaron, da un rendimiento de tres minutos de película a la semana. Pero claro esto se hace cuando ya está pensado el guión y construídos los decorados. El tiempo de producción de la película es de cinco años. Lo más difícil de lograr es el parpadeo, la sensación de estar parpadeando.

En la maqueta que representa la clase había hojas sobre los pupitres de los alumnos cada una escrita con un texto diferente y hasta con una letra diferente. El grado de minuciosidad es extraordinario. Se puede apreciar los nudos de la madera, las telas de araña, la cadena de la bicicleta con sus eslabones, el polvo sobre los muebles. No solo es una obra de arte si no que manifiesta una capacidad de observación fuera de lo normal. El hiperrealismo es frecuente en pinturas o esculturas, también en maquetas.

martes, 2 de octubre de 2012

Barceló en el Himalaya




Miquel Barceló ha publicado un cuaderno de impresiones y pinturas sobre sus viajes por el Himalaya, se titula "Cuadernos del Himalaya". Sospecho que es un ejemplar que ojearé cuando pase por alguna de las librerías que hay en Madrid. Me entero del acontecimiento a través de una entrevista en el diario El País, que estimula a viajar y a conocer. En ella Barceló habla de países, de ideas pictóricas, de filosofía.

Dice Barceló “La pintura casi más perfecta que conocemos es la más antigua. Es una ironía y, a la vez, una certeza. Los últimos descubrimientos indican que el pasado y el futuro son casi lo mismo.” Recuerdo que esa misma idea aparece en algunos relatos de “Crónicas Marcianas” del recientemente fallecido Bradbury y tiene reminiscencias a Kubrick en 2001 y otros lugares donde la idea toma forma. Avanzar en la evolución para llegar al comienzo. Algo así como si la sabiduría estuviera desde un principio en nosotros y permaneciera. Es como si entre el principio y el final solo hubiera una profunda sima. Prefiero creer que la sabiduría está en nosotros, pero que a nuestro alrededor y en nosotros mismos hay demasiado ruido como para poder darnos cuenta.

Las pinturas a las que se refiere el pintor son las de la cueva de Chauvet, se puede ver “La cueva de los sueños olvidados” película que trata precisamente de estas pinturas. Comentaba sobre el ruido. El sitio donde más tiempo han persistido ha sido dentro de una cueva durante veinte mil años. A lo mejor el silencio tiene algo que ver en la duración de las cosas. 

Otro de los lugares que visitamos son los Acantilados de Bandiagara, donde viven los Dogón en Mali, lugar donde el artista ha pasado largas temporadas. Este paisaje es un sitio aislado por grandes barrancos, donde en su interior viven casi en la clandestinidad esta tribu animista, se nos dice igual que los Moi de Vietnam. Parece que la oscuridad de las cuevas va unido al aislamiento voluntario por encontrar algo parecido a la verdad.

En el camino de la entrevista se encuentra similitudes entre Matisse de 1910 y las pinturas del Himalaya y la gran creatividad del primer cubismo. Leyendo las impresiones de Barceló acierto intuir que no ha perdido la capacidad de apasionarse ni de sorprenderse. Que encuentra un mundo donde los trazos y las ideas están interrelacionados, donde el pasado es mañana y hoy es  todo lo que se puede tener. 



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